Esta vez me toca dejar las palabras dulces para el momento justo, ahora me toca usarlas para reprenderte.
Justo donde no quieres leer porque el capricho de tus errores te privan a la verdad.
Frases exactas que desnuden tu piel mientras apenas tu alma pueda brillar.
Desilusión... De la ilusión corporal, de los pretextos y olvidos, de los fracasos seguidos... De los injustos que no reconocen y solo justifican!
Desilusión... Simple. Tan simple como tu des gratitud, tan compleja como tus ojos al ver solo en una dimensión... La tuya.
Desilusión... Cruda, como los deberes que dejaste de hacer, como los contextos que no quieres aprender.
Desilusión... Tan grande como la pasión, tan colorida como los días, tan elegante como tu ropa... Y tan abrigadora como tu cobija.
Desilusión... Como una puntada al pecho, donde el corazón siente, como un hematoma al alma que a los ojos oscurece.
Desilusión... Patética, como tus recursos al hablar, como tus ganas de evolucionar.
Desilusión... Del amar, de equivocarme y fracasar, de pasiones inventadas por la mente, mientras el corazón solo late bajo la protección del tórax.
Desilusión, una frase tan tétrica como dolorosa, aburrida como absurda. Una palabra, que consagra la felonía de lo que esperas... Mientras lo contrario ante cede tus anhelos y resulta encarnar a la maestra, la figura que nos roba el aliento, mientras a la fuga de una lágrima... Nos preguntamos... ¿Porqué?
Definir la misma, es sentirla... Sentirla en si, es un pase al umbral oscuro del mundo, donde el alma encara el corazón y la razón que nos queda, se expande por el cuerpo... Hasta perderse... Entre las ansias de anhelar entender las mentes, sus caprichos y la voluntad que las llevó a dejarte... al borde de una desilusión inminente.
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